Los números, porcentajes y otros indicadores presentados en este artículo probablemente lo asustarán y lo harán reflexionar sobre su estilo de vida. La buena noticia es que usted puede y debe influir en cada uno de los 8 factores presentados para reducir la probabilidad de desarrollar la enfermedad.
1. Peso corporal
Las personas con sobrepeso u obesidad tienen un mayor riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en comparación con las personas con un peso normal. La probabilidad de desarrollar la enfermedad puede determinarse mediante el cálculo del IMC (Índice de Masa Corporal). Para ello, es necesario dividir el peso en kilogramos por la altura en metros al cuadrado. Un IMC de 18,5 a 24,9 se considera normal.
Cuanto mayor sea el IMC, mayor será el riesgo de desarrollar la enfermedad. Por ejemplo, con un IMC de 25 a 29,9 (sobrepeso), el riesgo de desarrollar diabetes se duplica, mientras que un IMC de 30 a 34,9, que corresponde a la obesidad de grado 1, aumenta ese riesgo en 5 veces. Si añadimos al menos un factor no modificable, como la herencia, evitar la diabetes se vuelve bastante difícil.
2. Alimentación
Alto contenido calórico, gran cantidad de carbohidratos de fácil digestión y grasas saturadas de origen animal, “comida rápida”: características de la dieta moderna que se vuelven peligrosas para la salud. Estas pueden llevar no solo a la diabetes, sino también a la hipertensión, accidentes cerebrovasculares y ataques cardíacos.
Se sabe, por ejemplo, que el consumo diario de bebidas gaseosas azucaradas aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en un 83%.

3. Insuficiente actividad física
En México y en España, alrededor del 70% de los hombres y el 86% de las mujeres llevan un estilo de vida sedentario, lo que aumenta la probabilidad de desarrollar la enfermedad 3 veces más en comparación con las personas que se mueven adecuadamente.
La insuficiencia de actividad física es una condición en la cual la persona no realiza la cantidad mínima recomendada de ejercicio físico necesaria para mantener la salud. De acuerdo con los criterios de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la actividad física se considera suficiente si una persona dedica al menos 150 minutos o 2,5 horas por semana a actividades físicas.
La insuficiencia de actividad física es uno de los principales factores de riesgo para el desarrollo de enfermedades no transmisibles y mortalidad. Las personas con baja actividad física tienen un riesgo 33% mayor de mortalidad prematura en comparación con aquellos que se ejercitan regularmente. Las consecuencias de la insuficiencia de actividad física incluyen:
- Mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares
- Aumento de la probabilidad de desarrollar cáncer (por ejemplo, el riesgo de cáncer de mama aumenta en un 21%)
- Empeoramiento de la condición de los sistemas óseo y muscular
- Aumento de la fatiga y debilidad
- Exceso de peso y obesidad
- Empeoramiento de la salud mental (mayor riesgo de depresión y ansiedad)
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4. Estrés
El estrés tiene un impacto negativo complejo en el metabolismo de la glucosa y en el funcionamiento del sistema endocrino, lo que aumenta el riesgo de desarrollar diabetes y agrava su evolución en personas ya diagnosticadas con la enfermedad.
El estrés contribuye al desarrollo de la diabetes a través de varios mecanismos:
1. Aumento del nivel de glucosa en la sangre. En situaciones estresantes, el cuerpo produce hormonas del estrés: adrenalina y cortisol. Estas hormonas promueven la liberación de glucosa en la sangre y retrasan su absorción por los músculos, lo que lleva al aumento de los niveles de azúcar.
2. Reducción de la sensibilidad a la insulina. El estrés crónico hace que el páncreas produzca más insulina. Con el tiempo, esto puede llevar a la disminución de la sensibilidad del cuerpo a la insulina y al desarrollo de resistencia a la insulina.
3. Empeoramiento del control glucémico. El cortisol, una de las principales hormonas del estrés, empeora significativamente el control de los niveles de azúcar en la sangre en personas con diabetes.
4. Cambio de comportamiento. El estrés puede llevar a hábitos poco saludables, como comer en exceso, consumir alimentos no saludables y disminuir la actividad física, lo que afecta negativamente el control de la diabetes.
5. Debilitamiento del sistema inmunológico. El estrés reduce las defensas del cuerpo, lo que puede contribuir al desarrollo de procesos inflamatorios y reacciones autoinmunes asociadas con la diabetes tipo 1.
6. Disfunción del sistema endocrino. El estrés prolongado perturba el funcionamiento normal del sistema endocrino, lo que puede llevar a un desequilibrio hormonal y aumentar el riesgo de desarrollar diabetes.

5. Fumar, activo y pasivo
Un estudio que duró 20 años mostró que la fase de prediabetes se identifica en el 22% de los fumadores y en el 11.5% de las personas no fumadoras. Entre los fumadores pasivos, hay más personas que pueden desarrollar diabetes que entre aquellos que dejaron de fumar.
6. Alcohol
La abstinencia del consumo excesivo de alcohol reduce el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en un 30%.
El alcohol tiene un impacto complejo en el organismo de las personas con diabetes:
1. El alcohol retrasa la liberación de las reservas de glucosa del hígado, lo que puede llevar a la hipoglucemia. Esto es especialmente peligroso cuando el alcohol se consume con el estómago vacío o sin acompañamiento de alimentos.
2. Dificultad en el control de los niveles de azúcar. El alcohol puede dificultar el mantenimiento de niveles estables de glucosa en la sangre.
3. Aumento de la carga sobre el hígado y los riñones, que son responsables de la limpieza de toxinas en la sangre.
4. Aumento de la presión arterial y de los niveles de colesterol en la sangre.
5. Agravamiento de la severidad de la diabetes y aceleración del desarrollo de sus complicaciones, especialmente cuando hay abuso de alcohol.
6. Riesgo de desarrollar inflamación del páncreas con consumo excesivo, lo que puede contribuir al desarrollo de diabetes y cáncer de páncreas.
7. Aumento del contenido calórico de la dieta, lo que puede llevar al aumento de peso y empeorar el control de la diabetes.

7. Trastornos del sueño
Cuando hay trastornos en el patrón de sueño, las alteraciones en el metabolismo de la glucosa pueden detectarse ya en una semana. Para los diabéticos, es extremadamente importante garantizar una duración y calidad de sueño adecuadas. Esto ayudará a normalizar los procesos metabólicos, mejorar el control de los niveles de azúcar en la sangre, reducir el riesgo de complicaciones cardiovasculares y trastornos neuropsíquicos.
8. Enfermedades concomitantes
Hipertensión arterial, aterosclerosis, trastornos del metabolismo lipídico, síndrome de ovario poliquístico y otras. La presencia de un conjunto de enfermedades complica y prolonga significativamente el proceso de tratamiento, además de aumentar en más de un 37% la probabilidad de complicaciones.
Conclusión
¿Cómo reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2?
En el 90% de los casos, factores como la obesidad, la mala alimentación y la insuficiente actividad física son responsables del desarrollo de la diabetes tipo 2. Por lo tanto, para prevenir la enfermedad, es necesario mantener estos factores bajo control, lo que permitirá reducir la probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2 y, en general, tendrá un impacto positivo en la calidad de vida. ¡Manténgase saludable!
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